Empezamos el mes de julio con una de las grandes citas que tradicionalmente ha tenido nuestro calendario de marchas y, como no podía ser de otra manera, ha sido incluida, con todos los honores, en el 1er TROFEO NEXTTO DE CICLOTURISMO VELO 2.013.
Este año se trataba de una cita muy especial para todos. La ausencia de su gran precursor, Jaume Vilamajó (el Vila), ha sido un acicate para que este año la asitencia haya sido histórica, con una nutrida presencia de miembros de la COLLBLANC, de los TUSINUS y, como no, del VELO.
De socios del VELO, allí estuvimos José Pastillas, Joaquin, José El Vasco y Nicolás y un TUSIVELO como Joan Mora. Como acompañantes además estaban la mujer e hijo de Joaquin y un inconmensurable Josep Monso al volante de uno de los coches de apoyo.
Ya en la salida las sensaciones eran que estabamos ante uno de esos días grandes, de los que dejan hueya en todos los estabamos en la línea de salida. Pronto nos pusimos a rodar a un ritmo tan alto que alguno pilló a la liebre.
La subida a la Merolla dejó claro quienes iban a partir el bacalo ... y en un plis plas desaparecieron.
Reagupamiento a pie del ascenso a la Creueta, con reposición de energías.
Nos esperaban 22 km de duro ascenso. Por delante ... más de lo mismo.
¡Las fieras desbocadas!
Por detrás se conformaban grupos donde también había sitio para disfrutar de la compañía y del entorno.
Con fotos más propias del Tour (by Arantxa).
Y espectaculares imágenes para el recuerdo...
Y reagrupamiento en la cima donde cada uno contaba su batallita. Desde ahí hasta Puigcerdá ya no quedaba casi nada y a ruedas como la de Ernesto todo se hizo rapidísmo.
En Pugicerdá tocaba parar a reponer fuerzas ...
y de paso para dejar patente nuestro sentido homenaje a nuestro amigo Jaume Vilamajó.
Ya de vuelta a la carretera tocaba ascender a la Collada de Toses. Otros 22 km interminables de ascensión, con calor, donde cada uno se impuso el ritmo para coronar con éxito esta tercera cumbre de la jornada.
Los del VELO decidimos tomárnoslo con calma e ir de menos a mas.
En la cima de la Collada todo es armonía. Todos somos conscientes de que nos queda poco para finalizar un día memeorable como hay pocos.
Aunque los 40 km finales eran de bajada, nadie quería dar su brazo a torcer, y el rimto hasta Ripoll fue de vértigo.
Al final casi 150 km a una media de más de 26 km/h (datos para la estadísticas, aunque seguro que las fieras mejoraron este registro con creces). Lo mejor de todo fue el buen ambiente reinante a lo largo del día, la camaradería, los reencuentros y, sobre todo, volver a pedalear con nuestro amigo Jaume Vilamajor, el Vila para todos sus amigos.
También queremos hacer una mención especial para su hijo Jaume Vilamajó, que hizo un despliegue de recursos inclreibles. Desde la hoja de ruta que nos preparó hasta la asistencia continuada a lo largo del recorrido desde su coche, pasando por una perfecta coordinación de la comida.
¡Gracias por todo Jaume! El año que viene ... ¡más!
